Dicen los expertos en manejo
de emociones que ante un hecho traumático el ser humano atraviesa por 6 .etapas
de duelo. En una de ellas encontramos a Karen, la protagonista de largometraje Karen Llora en un bus, ambientado en la
Bogotá actual.
La obviedad del título, que
ya nos revela un poco del estado emocional de la protagonista, lejos de ser una
falla se convierte el plus para
indagar obre aquel llanto y si al final Karen superara las 6 etapas del duelo.
Esta joven acaba de
abandonar a su marido y se enfrenta ahora
a las vicisitudes de la vida de soltera. Aquel llanto plantea en el
espectador la duda sobre si es acaso la manifestación de alguna de la etapa
de la superación del duelo. Definir si se trata de enojo, culpa o depresión es la tarea que debe resolver el espectador.
Es eso lo que veremos a lo
largo de este film colombiano del director Gabriel Rojas Vera.
Una mujer que aprende a vivir y sobrevivir luego de estar casada por muchos
años. Busca trabajo, se enamora, se divierte, tiene amigos pero nunca llora. Ya
lloró y esa parte aunque el espectador no la vio, aunque si se le anuncia en el
título.
Se trata pues de una
historia de empoderamiento y de acción. La mujer como protagonista toma
posición y desencadena acciones. Ese solo hecho hace que la cinta tenga un
lugar diferencial en la historia de la cinematografía colombiana, donde son contados los casos
donde la mujer ha tenido un rol principal en el desarrollo de la trama y menos aún donde se evidencia desde el título.
En un recuento superficial se pueden contar dos casos: Confesión a Laura (1991) y María Cano (1990) en donde el rol de la mujer es crucial y empoderado. Algunos dirán que Aura o las violetas (1924) también puede entrar en este grupo, pero la forma como se aborda a la mujer es de la perspectiva tradicional del hombre.
En eso Karen es distinta.
Sin embargo, la fuerza de la acertada actuación Ángela
Carrizosa, se se ve debilitada por la poca o nula contundencia de
los personajes secundarios. Es una
historia bien narrada, con alguno que otro chiclé. A pesar de esto, pasa sin
pena ni gloria porque los personajes no acaban de sentirse cercanos aunque
desde el titulo se busque esa empatía con el espectador.
Eso sí, es por mucho, una de
las propuestas más novedosas en términos de guión de los últimos años en la
cinematografía actual. Hacen falta más películas que hablen de la mujer desde
su misma perspectiva.
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